Las medidas sanitarias que puedes incorporar en la oficina
Aug 26, 2020
9 mins
Freelance Content Creator
Tras el confinamiento y los meses de teletrabajo, la vuelta a las oficinas se presenta como un auténtico reto. ¿Debo utilizar mascarilla? ¿Puedo relacionarme con mis compañeros? ¿Cómo evito el contagio? Más allá de las medidas que haya implementado la empresa, debemos introducir nuestras propias normas de higiene. La empresa se encarga de desinfectar o incrementa la frecuencia de los turnos de limpieza. De mantener la distancia de seguridad y de lavarte las manos, te encargas tú.
Mantener la distancia entre personas, lavarse las manos con agua y jabón y evitar tocarse la nariz, los ojos y la boca. Apelar a la responsabilidad es esencial para evitar contagios en el trabajo, por lo que el mantra más repetido en los últimos meses mantiene su vigencia en nuestro retorno a la oficina. Pero hay más: resolvemos algunas de las dudas que se nos plantean ante el actual escenario laboral de desescalada y te presentamos las distintas áreas a las que prestar atención:
- Tú mismo: los gestos que necesitas adoptar
- Medidas a tener en cuenta en el espacio de trabajo
- Normas a tener en cuenta en tu relación con tus compañeros
Tú mismo: los gestos que necesitas adoptar
“Mantener una distancia de seguridad entre personas de entre 1,5 y 2 metros es la base de todo. Es lo más efectivo y sobre lo que más pruebas científicas tenemos”, afirma Deborah García Bello, divulgadora científica y autora del libro No tocar. Ciencia contra la desinformación en la pandemia de COVID-19, publicado por Paidós. Este es el punto de partida que determina cómo debemos comportarnos en la oficina:
¿Con o sin mascarilla?
El debate sobre el uso de la mascarilla sigue abierto, lo vivimos constantemente en los medios y en las calles, con sus defensores y sus detractores. Si su uso es obligatorio tanto en la vía pública como en el transporte público, al llegar a la oficina la normativa cambia según el tipo de actividad: el uso de mascarilla solo será obligatorio en los espacios abiertos al público; en el resto de oficinas está permitido no llevarla puesta mientras el trabajador esté en su puesto, siempre y cuando pueda garantizar la distancia de seguridad. Pero ante la evidencia de que la probabilidad de contagio es mayor en los lugares cerrados, lo mejor es ser precavidos: “Si no tienes la garantía de que puedes mantener la distancia de seguridad, entonces debes ponerte la mascarilla”, afirma Deborah con contundencia.
Es el caso de las profesiones en las que no se puede mantener la distancia. Según explica el fisioterapeuta Víctor Millán, en cuyo centro de trabajo se ha aplicado un estricto protocolo de higiene basado en las recomendaciones de las autoridades sanitarias y del Colegio de Fisioterapeutas, la mascarilla desechable FFP2 se ha convertido en una pieza esencial del equipamiento laboral. También utiliza una bata impermeable y lavable, y guantes de un solo uso. “Me cambio la bata y la mascarilla después de cada visita y las higienizo con una vaporización alcohólica al 70% y/o un tratamiento en una cámara de luz UV. No estamos en un entorno hospitalario, pero debemos tener unas medidas similares que establezcan barreras preventivas entre el paciente y nosotros”, dice.
En el entorno de una oficina, en principio debería ser más sencillo. Marc Parals, que trabaja como community builder en un espacio de coworking, explica: “Si estoy en mi mesa, como respeto la distancia de seguridad, puedo trabajar sin mascarilla. Pero en el momento de hablar con alguien o de moverme por las zonas comunes, me la pongo”. “Cuando hablas, gritas, ríes, toses o estornudas la mascarilla te hace de barrera para que, en caso de que seas portador del virus, este no se propague. Cuando te pones una mascarilla proteges a los demás, es un acto de generosidad”, aclara Deborah.
“La mascarilla te hace de barrera para que, en caso de que seas portador del virus, este no se propague. Cuando te pones una mascarilla proteges a los demás, es un acto de generosidad” - Deborah García Bello, divulgadora científica
- Las mascarillas más adecuadas:
La mascarilla FFP2 con o sin válvula, quirúrgica desechable, etc. ¿Cuál tengo que utilizar? Para resolver tus dudas, el Ministerio de Consumo ha establecido el uso de mascarillas higiénicas para personas sanas y sin contacto con el Covid-19, mientras que las personas que hayan resultado contagiadas, tengan o no síntomas, deben utilizar las mascarillas quirúrgicas. Asimismo, y tras varias polémicas al respecto, recientemente el Gobierno ha desaconsejado el uso de mascarillas tipo FFP2 para la población general y ha recordado que éstas sólo son indicadas para profesionales y colectivos vulnerables. El motivo: pueden dificultar la respiración, por lo que tendemos a tocarlas y recolocarlas continuamente, con el consiguiente riesgo de contaminación.
Y, ¿qué pasa con las mascarillas caseras? La Organización Mundial de la Salud (OMS) no es partidaria de su uso. Algo en lo que coincide la divulgadora científica: “Los tejidos que podemos adquirir para confeccionarlas, algodón o toalla, entre otros, tienen unos poros muy grandes. Al virus le entra la risa al ver la facilidad con la que puede atravesarlos. Dan una falsa sensación de seguridad, por lo que ni te proteges a ti ni proteges a los demás”.
Por último, si vas a utilizar mascarilla, debes tener en cuenta sus especificidades técnicas y, en caso de que esta sea reutilizable, sus condiciones de uso, limpieza, mantenimiento y desinfección. Y si te llevas una mascarilla de repuesto al trabajo, no olvides conservarla en una pequeña bolsa de plástico para mantenerla limpia. No la metas en un bolsillo o en tu bolso ya que podría entrar en contacto con objetos contaminados (teléfono móvil, billetes, llaves, etc.) y podrías infectarte fácilmente.
Las manos bien lavadas
Es la primera recomendación que las autoridades sanitarias nos dieron cuando empezó esta crisis y mantiene toda su efectividad para evitar contagios. Sin embargo, hay que insistir en el lavado de manos con agua y jabón, frotando bien las palmas, entre los dedos, las muñecas, etc. y durante unos 40-60 segundos. Esta es una norma que no puedes olvidar a tu vuelta al trabajo. Según Deborah García Bello, es suficiente lavarse las manos al entrar y al salir de la oficina, “siempre que solo hayas tocado tu entorno individual de trabajo y sepas que está correctamente desinfectado”, añade. Si no estás seguro, o si en tu oficina el flujo de trabajadores es elevado, entonces no escatimes en la frecuencia de lavados.
Y por supuesto, es fundamental evitar tocarse la cara durante la jornada: “Yo voy con mucho cuidado para no tocarme la cara hasta que no me haya lavado bien las manos”, dice Marc. En el caso de Víctor, por su contacto con los pacientes, su rutina de lavado de manos se ha visto modificada: “Ahora me lavo las manos cuando termino una visita, después higienizo toda la consulta y antes de atender al siguiente paciente vuelvo a lavármelas. Todo se ha vuelto más metódico”.
- Gel hidroalcohólico: el complemento
Tanto Marc como Víctor explican que en sus espacios de trabajo cuentan con dispensadores de gel hidroalcohólico, tanto para su uso personal como para el de coworkers y pacientes, respectivamente. Y es que, frotarse las manos con gel desinfectante durante al menos 30 segundos mata el 99,9% de las bacterias y la mayoría de virus. Aunque este tipo de geles desinfectantes se han convertido en nuestros aliados en esta pandemia, es importante no derivarles toda la responsabilidad de nuestra higiene de manos. “Deshidratan mucho la piel, por lo que no conviene usarlos constantemente”, recalca Deborah. Resérvalos para situaciones en las que no tengas acceso a agua y jabón: tras viajar en transporte público, si has tocado la puerta o el botón del ascensor al salir de la oficina, en caso de que no tengas acceso al lavabo, etc.
Frotarse las manos con gel desinfectante durante al menos 30 segundos mata el 99,9% de las bacterias y la mayoría de virus, pero es mejor reservarlos para situaciones en las que no tengas acceso a agua y jabón.
El dilema de los guantes
Algunas recomendaciones sanitarias van cambiando a medida que avanzan las semanas. La OMS y otras entidades expertas ya ponen en duda la efectividad del uso de guantes entre la población general, porque crean una falsa sensación de protección y porque, si se utilizan de forma incorrecta, pueden incrementar las posibilidades de contagio. Si bien Marc y Víctor han empezado a trabajar con ellos, ambos se están planteando eliminarlos de su día a día. “Sabemos que el coronavirus se transmite por las mucosas y no por la piel. El único problema vendría si, tras dar un masaje a un paciente, me tocara los ojos, la nariz o la boca. Además, con la fricción, muchos se rompen. Por eso nos estamos planteando utilizar la pantalla facial y eliminar los guantes. Con una buena higiene de manos entre visitas sería suficiente”, reflexiona el fisioterapeuta.
El espacio de trabajo
Tu escritorio
Tu empresa es la que tiene que garantizar la limpieza de todos los espacios de trabajo y asegurarse que se adapta a las necesidades específicas del sector, pero tú también puedes aportar tu grano de arena y mantener tu escritorio ordenado para facilitar esas tareas.
“De momento, estoy yendo a la oficina solo unos días a la semana. Cuando llego, no puedo saber si alguien ha tocado mi ordenador o mi escritorio, así que prefiero desinfectarlo todo por mi cuenta”, comenta Lara Rodríguez, que trabaja en una editorial. Si es tu caso, estos son los consejos de la divulgadora científica Deborah García Bello:
- Para desinfectar cualquier tipo de aparato electrónico (ratón, teclado, pantalla, etc.) basta con utilizar un poco de algodón empapado con alcohol sanitario. Evita el agua y la lejía porque estropean estos dispositivos. “El alcohol inactiva el virus por contacto, es instantáneo y te da un extra de seguridad”.
- Para las superficies, pasa un trapo con una disolución de lejía (30 ml de lejía doméstica por un litro de agua). Si conservas la disolución en un envase de plástico opaco con spray te servirá durante un par de días, antes de que empiece a perder efectividad.
Si a lo largo del día distintas personas usan el mismo espacio de trabajo, conviene extremar las precauciones y establecer que cada una realice esas tareas de desinfección al llegar. Si se comparte material, la norma debe ser la misma.
Por ejemplo, en el caso del coworking, una buena estrategia puede ser dejar una marca en el asiento del espacio que alguien haya ocupado durante la jornada, “para que nadie más lo vuelva a utilizar ese día y para que el personal de limpieza sepa que ese espacio hay que limpiarlo bien al final de la jornada”, indica Marc.
Las zonas comunes
La norma de la distancia social vuelve a ser primordial y, por eso, la mayoría de oficinas han tenido que:
- incrementar el espacio entre mesas
- reducir los aforos de las salas comunes
- espaciar los horarios de los trabajadores para evitar concentraciones
Los primeros espacios al que debes prestar atención y que quizás utilizabas hasta ahora en tu día a día son las salas de reuniones, pues por su naturaleza de espacios cerrados y de dimensiones reducidas dificultan que se pueda mantener la distancia entre trabajadores. “En función de cuántos trabajadores seamos, prefiero seguir priorizando las reuniones virtuales antes que ocupar una sala y juntarnos todos allí”, comenta Lara.
Pero además de las salas de reuniones, no debemos olvidar los espacios de socialización. Evitar la concentración de trabajadores en el comedor o en la sala de café es otro hueso duro de roer: “Hemos limitado el aforo y hemos marcado en la mesa el sitio donde tienes que poner tu plato, para asegurar las distancias. Además, ahora permitimos comer el táper en la mesa de trabajo”, explica Marc. Tras las comidas, recuerda que debes limpiar la superficie utilizada e insistir en tu higiene de manos.
Para Deborah, otro elemento clave es evitar compartir enseres de cocina: “Mejor que cada uno tenga su taza de café, sus cubiertos y su plato. Que los lave después de cada uso y los guarde en su escritorio. Si hay que cogerlo de un armario donde todo el mundo puede meter la mano, ahí ya tienes un posible problema de contaminación”. Un consejo más: intenta no manipular los alimentos que hayan dejado tus compañeros en la nevera, especialmente si son piezas de fruta que no llevan ninguna protección.
Marc y Deborah destacan otro elemento a tener en cuenta: la paquetería. Pasar un trapo con disolución de lejía a cada paquete que llegue es lo más acertado. “Si puedo, también intento que ese paquete se quede 24 horas en cuarentena antes de entregárselo al coworker”, añade.
La relación con tus compañeros
Las videollamadas a través de aplicaciones como Slack o Zoom nos han permitido mantener el contacto con nuestros compañeros y nos han permitido seguir con nuestro teletrabajo, pero también han puesto en evidencia una realidad: necesitamos vernos en persona y socializar. No temas, en la oficina podrás seguir haciéndolo como hasta ahora, con la única diferencia de tener que respetar la distancia de seguridad interpersonal.
No se trata de encerrarte en una burbuja, pero, por el momento, evita gestos tan habituales entre colegas como estrechar las manos, dar un abrazo o revisar un proyecto delante de la pantalla del mismo ordenador. “A veces te despistas y te cuesta mantener la distancia porque tiendes a repetir movimientos a los que estabas acostumbrada, pero solo es cuestión de concienciarse”, comenta Lara. Deborah corrobora: “Es la parte más rara y para algunos puede tener leves implicaciones psicológicas, pero no debemos olvidar que es temporal”.
Para no perder el aspecto social de la oficina, basta con incorporar nuevos hábitos:
- Sé creativo y trata de usar fórmulas para saludar a las personas que no impliquen contacto directo.
- Aunque tus compañeros estén en el despacho contiguo, aprovecha el amplio abanico de recursos tecnológicos disponible para comunicarte con ellos: aplicaciones de mensajería, correo electrónico, teléfono, etc.
- Respeta los aforos marcados en los espacios comunes y recuerda que todo se reduce a lo mismo: respetar la distancia de seguridad, utilizar mascarilla si es necesario y realizar un profundo lavado de manos al salir. Así podrás mantener tu “momento cafetería” de manera segura para todos.
Foto de WTTJ
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