Generalista o especializado: ¿qué buscan las empresas?
20 oct 2020
4 min
Redactor freelance especializado en tecnología y startups
Es posible que al llegar al mercado laboral te hayas dado cuenta de que hay dos grandes bifurcaciones en las carreras profesionales: por un lado están los perfiles generalistas, que tienen conocimientos en una gran variedad de temas, pero sin llegar a considerarse expertos en ninguno. Por otro lado, los especialistas o especializados, que han adquirido un conocimiento muy profundo en un campo específico y cuyo trabajo se centra en esa área. ¿Te estás preguntando cuál es el camino más adecuado a seguir? Te ayudamos a responder según tus intereses y tu contexto personal.
¿Qué es lo que más me conviene? Un dilema propio del inicio de tu carrera
Por lo general, las carreras universitarias dan una visión generalista de sus ámbitos académicos. La primera especialización no llega hasta los últimos años, con la elección de algunas asignaturas optativas, pero se llevará a cabo, sobre todo, con la formación posterior que elijas cursar, tanto si es por medio de un máster u otro tipo de curso de postgrado, como mediante formación online o aprendizaje autodidacta.
Es decir, si llegas al mercado laboral directamente desde un grado universitario, es muy posible que tu nivel de especialización sea menor. Si lo haces tras haber realizado alguna formación posterior o si has combinado los años universitarios con formaciones complementarias o aprendizajes específicos por tu cuenta, tendrás más opciones de optar a puestos más especializados. En el caso de la Formación Profesional, llegarás con un perfil altamente especializado, aunque enfocado de una forma tan práctica que seguramente necesites más formación (reglada o autodidacta en función de tus necesidades y tu campo) para escalar profesionalmente.
Por ejemplo, si has estudiado Ingeniería Informática, al terminar tendrás una amplia visión general de tu área, pero difícilmente serás un experto en entornos concretos, como el desarrollo de aplicaciones móviles. Si en cambio has programado tus propias apps durante la carrera, los conocimientos que hayas adquirido sobre su funcionamiento pueden ayudarte a encauzar tu carrera hacia este sector profesional.
Startup versus corporate
En ese caso, ¿qué es lo más recomendable a la hora de abrirse paso en el mercado laboral? Para Nicolas Léonard, Managing Director de Thiga, una consultora especializada en Product Management y UX Design, depende, en gran medida, del tipo de empresa y de la etapa en la que esta se encuentre: “Una startup recién creada no necesitará las mismas habilidades y procesos que una organización con una cartera de productos y clientes importantes”.
A menudo, una startup necesita profesionales polivalentes que saquen adelante el trabajo que en otras condiciones quizás podrían realizar varias personas con perfiles más especializados. Por tanto, resultará más atractivo para la empresa un perfil versátil, que sea capaz de trabajar en distintas áreas o colaborar con varios equipos, cuando haga falta dar apoyo o en cualquiera de las fases de desarrollo que atraviesa toda empresa emergente.
Sin embargo, en una gran empresa asentada y con una gran cartera de clientes, es más habitual que sus empleados puedan enfocarse en una habilidad concreta, ya que la red profesional que tienen a su lado es mucho mayor, los procesos estén más definidos, y en definitiva, hay diferentes profesionales dedicados a cubrir cada área específica.
Por ejemplo, en una startup puede ser habitual que el programador de iOS acabe programando para la web, o incluso diseñando partes de interfaces gráficas y ayudando a diseñar estrategias comerciales, lo que sus conocimientos fuera de su campo principal serán bien recibidos. En una gran empresa, los equipos no necesitan dar esos saltos, que de hecho a veces incluso están mal vistos, como síntoma de mala organización.
La generalización, una tendencia peligrosa
En el mercado laboral existe una demanda creciente de “perfiles que se han especializado en una o varias áreas de competencia de producto”, afirma Léonard, una tendencia que ha ido asentándose durante los últimos cinco años, según explica el experto. Pero advierte de que, a nivel formativo, se observa otra realidad que sitúa a los empleados o candidatos en una situación de desventaja competitiva: “Parece que tendemos a pensar que podemos producir perfiles generalistas en masa, que salen de formaciones que ofrecen los mismos programas y experiencias a sus alumnos año tras año. Pero el mercado tiene tanta oferta de este tipo de perfiles que se convierten en un elemento totalmente reemplazable dentro de una compañía, con lo que estos profesionales se exponen a un alto riesgo de recibir el salario mínimo por realizar las tareas asociadas a su rol”, sentencia Léonard.
La consecuencia es, según el experto, que estos profesionales acaban chocando entre ellos y las empresas les acaban considerando como un bien básico, producido en masa y difícil de diferenciar, en lugar de profesionales que llevan a cabo tareas clave en cualquier compañía. ¿En qué se traduce, en la práctica, esta situación? En que a cualquier candidato para un determinado puesto se le darán por supuestas una serie de conocimientos y aptitudes elementales (incluso cierta formación o experiencia previa) que, por lo tanto, no suponen ningún valor diferencial.
Entonces, ¿me especializo?
Las empresas demandan un nivel de especialización muy elevado, pero también agilidad y flexibilidad para ser capaces de adaptarse a las necesidades del sector y de la propia empresa, pero sin olvidar tus propias aspiraciones personales y tu deseo de desarrollo. Por ello, a la hora de aconsejar a los jóvenes profesionales si es mejor elegir una orientación generalista o especializada, Léonard les recomienda lo segundo, aunque con un matiz importante: que se especialicen, pero no en un solo ámbito, sino en más de uno.
“Desarrolla conocimientos específicos uniendo áreas de conocimiento en las que tengas un nivel avanzado, pero sin llegar a ser un gran experto en ninguna de ellas. Es decir, crea un perfil único combinando dos o tres temas”, recomienda Léonard. Pone el ejemplo de un responsable de ventas que estudie desarrollo de software y también tenga nociones de psicología, “una combinación increíblemente valiosa para ser product manager.
Si tu sector no es uno de los que requiere una especialización inmediata (como la medicina o la abogacía) es posible que puedas tomarte los primeros años de carrera profesional para ir descubriendo tu vocación natural hacia un sector específico, si es que no la conoces aún, o para ir probando diferentes ámbitos laborales hasta dar con el que te resulte más motivador. No necesitas tenerlo todo claro inmediatamente y, en cualquier caso, recuerda que una especialización suele requerir de formación continuada. Tienes tiempo.
Por último, no pienses en la especialización únicamente como formación académica. Trabajar en equipo también es una gran herramienta para tu desarrollo profesional. Si tu sector te permite aprovechar los primeros años de carrera profesional para elegir una especialización, formar parte de un equipo te permitirá seguir adquiriendo nuevas habilidades, pero también cometer errores y aprender de ellos, para crecer profesionalmente y explotar todo tu potencial.
Foto de WTTJ
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