Una parte de arte y una de código: ¿qué es un programador creativo?
01 abr 2019
5 min
Freelance @ Communication numérique
El 13 de noviembre de 2018 acudimos a la segunda edición del festival GROW.Paris, dedicado al código informático creativo, las culturas digitales y el diseño. Tuvimos la oportunidad de conocer a Cyril Diagne, un joven artista digital francés que, cuando no está dando clases en la ECAL (Universidad de Arte y Diseño de Lausana), trabaja en el Google Arts Lab, donde desarrolla obras digitales. Aprovechamos para abusar de su amabilidad y hacerle algunas preguntas sobre su recorrido profesional, su trabajo y el reconocimiento de las artes digitales en general.
¿Qué es un digital interaction artist?
Para mí, este término representa la idea de crear sistemas en lugar de impresiones o imágenes en movimiento, como lo haría un artista más tradicional. Son sistemas verdaderamente interactivos y mi trabajo consiste en reflexionar sobre cómo nuestras interacciones con la tecnología pueden ser diferentes, y quizás poner de relieve un aspecto original o sorprendente, a veces gracioso o, por el contrario, inquietante. En cualquier caso, de lo que verdaderamente se trata es de intentar abordar de manera diferente la tecnología que nos rodea.
Mi trabajo consiste en reflexionar sobre cómo nuestras interacciones con la tecnología pueden ser diferentes, y quizás poner de relieve sobre un aspecto original o sorprendente, a veces gracioso o, por el contrario, inquietante.
¿Cómo te convertiste en digital innovation artist?
Primero estudié en la escuela de imagen Gobelins de París. Comencé como diseñador gráfico y, a medida que avanzaba en mis estudios, empecé a interesarme cada vez más en el código y la tecnología en general, que utilizaba cada vez más en mis proyectos. Me fui formando poco a poco en Internet gracias a tutoriales, vídeos de YouTube… Pude probar cosas nuevas en mis proyectos de diseño gráfico y me volví tan apasionado que, finalmente, decidí cursar mi segundo año de estudios como desarrollador.
Entonces, ¿te formaste en código y en programación de manera autodidacta?
¡Sí, exactamente! Y creo que mucha gente aprende código por su cuenta, sobre todo en el caso de los programadores creativos. Hay muchísimos recursos en línea, espacios de formación que proponen cursos o talleres, y esto permite llegar muy lejos sin necesidad de pasar por una escuela de informática o hacer una formación técnica.
Cyril Diagne
A día de hoy, te dedicas a crear obras por todo el mundo y te has establecido en Google Art and Culture. ¿Podrías explicarnos cómo es tu jornada laboral?
Lo genial de mi trabajo es que no hay dos jornadas que se parezcan, sobre todo en este Lab de Google. Está claro que paso mucho tiempo delante del ordenador, pero lo paso haciendo cosas diferentes: hackear, corregir errores, añadir nuevas características dos minutos antes de una charla ante 4000 personas, solucionar un problema técnico de última hora… Puedo estar trabajando desde un aeropuerto, entre presentación y presentación, como vestido de traje subido a una tarima, o durante mis noches en vela, cuando no puedo dejar un proyecto en curso por lo cautivador que me resulta… Crear código para corregir un problema, por ejemplo, puede convertirse en una especie de juego: hay que buscar indicios, qué es lo que no funciona… Puedes perderte dentro, como en un videojuego.
Crear código para corregir un problema, por ejemplo, puede convertirse en una especie de juego: hay que buscar indicios, qué es lo que no funciona… Puedes perderte dentro, como en un videojuego.
Pasemos a temas más prácticos: ¿qué tecnologías y herramientas utilizas a diario para crear?
Utilizo mucho Javascript, e internet en general. En la web puedes crear sitios y aplicaciones increíblemente sofisticados, incluido el machine-learning. Animo a todos aquellos y aquellas que estén interesados en el código a que aprendan tecnologías web, sean del tipo que sean.
Durante su conferencia en GROW.Paris, Edan Kwan, programador creativo igual que tú, dijo: “me di cuenta de que no soy un artista; lo que me gusta es resolver problemas”. ¿Tú te consideras artista o desarrollador?
Lo cierto es que hoy en día hay pocos artistas que no tengan un problema por resolver. Y eso me anima a no tener miedo de utilizar la denominación de artista. A partir del momento en que creas algo de lo que estás orgulloso y en lo que has puesto toda tu energía, toda tu alma, sin haber seguido otra instrucción que no sea la de exponer una idea, pienso que no hay necesidad de ser tímido y que puedes considerarte artista. Además, es posible ser ambos, artista y desarrollador. Siempre ha habido conexiones entre el diseño y el arte y no creo que la tecnología cambie mucho esta relación.
A partir del momento en que creas algo de lo que estás orgulloso y en lo que has puesto toda tu energía, toda tu alma, sin haber seguido otra instrucción que no sea la de exponer una idea, pienso que no hay necesidad de ser tímido y que puedes considerarte artista.
Cyril Diagne en la conferencia Grow.Paris - París
De entre todas tus obras, ¿hay alguna que te llegue particularmente al corazón o que te haya presentado un mayor desafío?
La que acaba de publicarse recientemente, la del retrato (aplicación Google Arts and Culture, ¿Está tu retrato en un museo?), encapsula muchísimos aspectos de mi trabajo. Y ha sido adoptada hasta tal punto por un público tan amplio… Es la primera vez que una de mis obras tiene tanto éxito.
¿Has vivido este éxito como una culminación? ¿Buscas la notoriedad en tu trabajo?
Al principio no era para nada mi motivación pero, efectivamente, una de mis motivaciones era crear algo que significara algo para todo el mundo. Es fácil encasillarse en el uso actual de la tecnología, y para mí era un verdadero objetivo que este proyecto significara algo para personas que no están acostumbradas necesariamente a estar en contacto con el arte y la tecnología, y mucho menos con ambos. Evidentemente, siempre tienes ganas de saber cómo ha recibido el público tu obra y, en este caso, era necesario que la gente la hiciera suya para que funcionara. Esto también me ha brindado la oportunidad de darme cuenta de que mi trabajo tiene un verdadero significado y que interesa a otras personas.
Era un verdadero objetivo que este proyecto significara algo para personas que no están acostumbradas necesariamente a estar en contacto con el arte y la tecnología, y mucho menos con ambos.
¿Crees que el código creativo en particular y las artes digitales en general están lo suficientemente reconocidos en Francia y en el extranjero?
Lo más importante en la cuestión del reconocimiento consiste, sobre todo, en preguntarse “por quién” lo está o podría estarlo. Como es evidente, en el mercado del arte, hace ya varios años que existe un agitado debate entre las comunidades del arte y de la tecnología, en el que a la primera le cuesta trabajo legitimizar a la segunda. Dicho esto, también hay señales recientes que demuestran que existe una curiosidad hacia esta “nueva” forma de arte. Yo, personalmente, trabajo desde el 2008 con asociaciones culturales y artísticas y con museos de todo el mundo. Esto demuestra que hay un verdadero interés por parte del “mundo del arte” a escala internacional. Solo hace falta encontrar la forma de trabajar juntos.
Y, para terminar, ¿tienes algún consejo para alguien que quiera convertirse en digital artist?
Le diría que no se deje intimidar por la forma en que se presenta la tecnología. La vemos a menudo como algo acabado, etéreo, bastante plano, o incluso inaccesible y lejano. En realidad solo es una fina capa que hay que perforar para meterse dentro de la máquina y apropiarse de la tecnología, y de esta forma dejar de ser usuarios pasivos para convertirnos en verdaderos actores. Además, todo está aún en constante evolución. Por ejemplo, cuando llego a una gran ciudad, siempre tengo la impresión de que es imposible modificar las cosas, una infraestructura por ejemplo. Pienso que está ahí, en su lugar, estática, y que no hay ningún modo de intervenir en su funcionamiento. Con las infraestructuras digitales, podríamos pensar lo mismo, pero no es cierto. Las nuevas generaciones poseen los medios para convertirse en constructores de estas infraestructuras, a un bajo coste y además más rápidamente que las generaciones precedentes, ya que cuentan con todos los recursos disponibles en línea a su alcance. Y no sé si esto siempre será así, ¡así que es necesario que los jóvenes se pongan a ello ya mismo!
En realidad solo es una fina capa que hay que perforar para meterse dentro de la máquina y apropiarse de la tecnología, y de esta forma dejar de ser usuarios pasivos para convertirnos en verdaderos actores.
Portée, obra de Cyril Diagne y Béatrice Lartigue, 2014 - Namur, Bélgica
Traducido por Rocio Perez
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