5 cosas que puedes hacer por alguien que ha perdido su trabajo
12 feb 2020
6 min
Freelance Content Creator
Imagina que tu mejor amigo te llama para contarte que le acaban de despedir. Puede que sepas cómo reaccionar, pero es muy posible que te quedes en blanco. Apoyar y escuchar, sin juzgar ni atosigar, puede parecer fácil, pero con frecuencia resulta más complicado de lo que creemos y acabamos metiendo la pata. En este tipo de situaciones no hay recetas mágicas, pero sí puedes aprender a acompañar a esa persona para que no se sienta tan sola en el proceso. Tres personas que perdieron su trabajo y una psicóloga experta en temas laborales nos guían para saber qué hacer y qué no por alguien que ha perdido su trabajo.
1. Respetar el “duelo laboral”
Una relación profesional (como cualquier otra) puede acabar bien, regular o fatal. Enfrentarse al desengaño en un proyecto laboral, perder la fe en una compañía o en una marca y, sobre todo, perder la fe en uno mismo tras un despido, conlleva un proceso de duelo. Es la reacción natural ante la pérdida de confianza en una persona, compañía, proyecto o profesión. Por este motivo, si alguien de tu entorno ha perdido el trabajo, lo que no debes hacer es intentar que el proceso de duelo vaya más deprisa de lo que debe. Todo tiene sus fases y cada una de ellas tiene sus particularidades. Identifícalas:
Negación. Cuesta aceptar lo que está sucediendo y se le da vueltas a la cabeza repasando cada detalle que haya podido desencadenar el despido. Aquí lo mejor que podemos hacer es escuchar sin juzgar y prestar apoyo incondicional.
Ira. Aquí es cuando el dolor comienza a desaparecer y es sustituido por un sentimiento de desazón. Uno se puede sentir enfado contra la antigua empresa, los compañeros o el mundo en general. Es normal adoptar una actitud pesimista, por lo que no seas muy duro con la otra persona. Intenta mostrarte receptivo y neutral.
Reflexión. En esta etapa, ya se comienza a pensar de modo objetivo. Es el momento de intentar hacer otros planes.
Tristeza. Esta es una de las etapas más complejas, cuando la persona empieza a aceptar que esta etapa de su vida profesional ha terminado. Es uno de los momentos en los que esa persona más te necesita, por lo que lo mejor es mostrarle que sigues ahí, que la vida continúa y que, tarde o temprano, aparecerá otra oportunidad. Es momento de salir de casa y practicar deporte juntos, ir al cine, apuntarse a algún taller…
Aceptación. Se comienza a ver con mayor claridad aquello que se quiere. Los sentimientos de culpa, rabia y tristeza han desaparecido. Es ahora cuando surge el crecimiento profesional y personal.
2. No minimizar el despido
Muchas personas no saben cómo comportarse ante el sufrimiento de los demás. Por ello, es mejor evitar los consejos del tipo “no llores” o “no estés triste”, o las frases del tipo “seguro que encuentras algo mejor dentro de poco” o la típica “todo pasa por algún motivo”. Tu amigo o pareja no quiere escuchar eso.
Así lo vivió Luis, de 27 años, experto en marketing digital, al que despidieron del que había sido su puesto de trabajo durante cuatro años: “Mis amigos intentaban animarme diciéndome que pronto se arreglaría y que iba a encontrar algo mejor, pero solo conseguían generarme más ansiedad. Hubiese preferido que entendieran que aquello para mí era el fin del mundo y no una oportunidad”.
En este caso, según aconseja Elisa Sánchez, psicóloga especializada en salud laboral y directora de Idein, “es preferible acompañar de manera suave, respetuosa y empática, decir que entiendes que lo están pasando mal. Aunque lo más probable es que lo que necesiten sea hablar, desahogarse o charlar sobre otra cosa y no escuchar nuestras opiniones al respecto”.
3. Prestar atención a sus necesidades
Es importante tener en cuenta que cada persona es diferente, así que habla directamente con la otra persona para saber qué necesita. No hay recetas exactas para el consuelo, pero se puede aprender a ser el hombro en el que apoyarse. Para Elisa Sánchez, los efectos psicológicos más significativos pueden ser “el sentimiento de rechazo y de pérdida de valía, que está muy relacionado con la autoestima y también con el sentimiento de pertenencia”.
Opción 1: Si se encierra en sí mismo
Marisa, de 32 años, tras ser despedida de su puesto como directora creativa de una pequeña empresa, empezó a “vivir en el sofá, viendo series y comiendo comida rápida”. Hasta ese momento, su trabajo había sido una parte importante de su identidad, y perderlo también afectó a su vida social: “pensé incluso en cambiarme de ciudad porque me aterraba encontrarme con algún antiguo compañero y que sintiera lástima por mi situación.Me sentía perdida y sin fuerzas para enfrentarme a la realidad”.
¿Cómo actuar ante esta situación? Es bueno hacer planes modestos para salir de casa, por ejemplo dar un paseo o salir a tomar café. Pero no debemos forzar ninguna situación ni ninguna conversación. Si debes mantener silencio durante media hora, hazlo. Lo importante es que la otra persona sepa que estás ahí.
Opción 2: Si se niega a afrontar la situación
Para Teresa, a la que despidieron hace un año de la empresa en la que trabajaba como ingeniera industrial, su despido supuso un tsunami emocional: “Estaba tan aterrada por mi nueva situación que era incapaz de quedarme sola en casa, así que comencé a vivir en casa de mis amigas y a salir más que nunca”. Según Elisa Sánchez, esta puede ser la reacción normal de las personas que tienen un estilo evitativo de los problemas ya que “les cuesta afrontar la realidad y utilizan vías de escape como salir, comprar, jugar a videojuegos, ver la televisión o darse atracones”.
Aquí es importante vigilar la salud (no solo la emocional) de tu amigo o pareja, porque esta podría resentirse. ¿Cómo? Ármate de paciencia y proponle planes alternativos. Salir a hacer deporte, pasar una tarde en el rocódromo o ir al cine a ver esa película de estreno. Pon en marcha tu imaginación para adaptarte a las necesidades del momento y no temas hablar con él, si lo crees oportuno, y “mantener una conversación en la que puedas expresarle tu opinión al respecto”, aconseja Sánchez.
4. Respetar siempre su “zona neutral”
En su libro Transitions: Making Sense Of Life’s Changes, el estadounidense William Bridges hablaba del concepto de “zona neutral”, el tiempo que transcurre entre el momento en que algo termina y el momento en que surge algo nuevo. Es un período muy delicado en el que lo normal es sentirse desubicado, por lo que resulta una muy buena descripción de los primeros días y semanas tras ser despedido.
Respetar este periodo es muy importante: no cometas el error de pensar que es mejor que alguien que acaba de perder un trabajo se mantenga ocupado. Es posible que necesite un poco de tiempo para “descomprimirse”, por lo que no se te ocurra empezar a interrogarle sobre su búsqueda de trabajo, enviarle ofertas de trabajo o recomendarle para un puesto sin haberle preguntado antes. “Más que hablar o darle consejos, lo adecuado es escuchar y mostrarnos abiertos a aceptar lo que siente”, recalca la psicóloga Elisa Sánchez.
5. Animarle a volver al mercado laboral
¿Cuándo es el momento ideal para animar a nuestro compañero a volver a buscar trabajo? No hay una respuesta exacta a esta pregunta, pues cada persona tiene sus ritmos, pero como norma general, el momento adecuado es cuando la persona comienza a controlar sus emociones. Es decir, tras pasar la fase de ira.
De hecho, si se comienza demasiado pronto a buscar trabajo, puede que la frustración se cuele en las posibles entrevistas. Pero una vez pasado este tiempo, ¿cómo puedes ayudar? Una buena manera es ofrecerte a enviar su currículum a tus conocidos (ya sabes, la magia del networking). Pero ojo, tampoco en esto todo vale, selecciona solo aquellos contactos que creas tengan alguna relación con su profesión o que puedan aportar algo.
De media, un español menor de 35 años tarda unos 9 meses en encontrar empleo tras ser despedido, por lo que además de apoyarle en este tiempo, también puedes aconsejarle sobre cómo aprovechar este periodo. Uno de los mayores problemas a la hora de ser contratado es quedarse desfasado respecto a las necesidades del mercado, por eso es tan importante seguir formándose durante ese tiempo: una buena idea es proponerle mejorar su currículum con algún curso o certificación que le ayude a impulsar su carrera.
Como ves, prestar el apoyo necesario a un amigo, un familiar o incluso a tu pareja en un momento tan delicado resultará menos complicado si pones en práctica estos consejos. Así que si alguien de tu entorno está pasando por una situación parecida, ahora tienes todas las herramientas para ayudarle y acompañarle. Lo importante es saber transmitirle confianza, seguridad y muchas dosis de paciencia.
Foto de WTTJ
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