¿Quién quiere ser funcionario? Ventajas y desventajas
09 dic 2019
6 min
Periodista
Durante años, el funcionariado ha representado para miles de españoles una solución a la falta de empleo. Actualmente, sigue siendo una opción laboral interesante para muchos, pero ¿es tan atractivo como parece? ¿A qué tipo de perfiles puede interesar más?
Un sector en crecimiento (aunque necesita renovación)
La plantilla de la Administración Pública del Estado ha crecido. Según la Encuesta de Población Activa, publicada en octubre de 2019, el empleo público se sitúa en 3,2 millones de trabajadores, un total de 268.000 más de los que habían el año 2008. Atrás quedan los tiempos de la crisis, cuando apenas salían convocatorias públicas y las jubilaciones apenas se cubrían.
De hecho, el Gobierno lanzó a finales de marzo de 2019 la mayor oferta de empleo público de la última década, con 33.793 plazas de oposiciones. Es una medida que se adopta, sobre todo, para afrontar el envejecimiento de las plantillas, con una media de edad de 52 años, en la Administración General del Estado.
Lo confirma la jefa de estudios de Centro Innova, Sarai García, una academia que lleva más de cinco años preparando a opositores y que tiene dos centros en Madrid. “Está claro que el funcionariado en España necesita una renovación urgente. Todos los funcionarios que empezaron en los primeros años de la democracia tienen ya edad de jubilarse. Por eso, las ofertas de empleo público han sido tan abultadas estos últimos años y lo seguirán siendo en los próximos, por la necesidad de renovación y actualización”, cuenta la experta.
Perfiles de los funcionarios
Pero ¿qué tipo de perfiles se han incorporado y se van a incorporar como funcionarios? El empleo público puede interesar a:
Jóvenes que acaban de terminar sus estudios, ya sea el bachiller o un título universitario.
Profesionales con una trayectoria profesional en la empresa privada que deciden prepararse para unas oposiciones. Con frecuencia son adultos que han sufrido las consecuencias de la crisis y buscan estabilidad, comenta Lucas Campuzano, miembro de Arquitectos Técnicos al Servicio de la Hacienda Pública.
“Las oposiciones son especialmente atractivas para el personal cualificado que no puede desarrollarse laboralmente en el mercado privado, profesionales cuya salida laboral se encuentra en gran medida dentro del funcionariado o personas que buscan la conciliación familiar-laboral. En el caso del personal femenino, este va en aumento porque las mujeres a menudo tienen problemas con la baja maternal en la empresa privada”, según cuenta el funcionario.
Lo corrobora Sarai García, que afirma que últimamente “parece que hay una tendencia al empleo público entre mujeres de entre 30 y 40 años”. La tendencia se hace patente en los datos: el 44% de los empleados públicos en España son hombres y el 56% son mujeres, según el último boletín estadístico publicado a finales de 2018 por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública.
Pero, ¿qué es exactamente un funcionario?
Según el Artículo 1 de la Ley de Funcionarios civiles del Estado, un funcionario es “la persona que realiza funciones públicas y que está al servicio del Estado por haberse incorporado voluntariamente a la estructura orgánica del mismo”. Dentro de la plantilla de la Administración Pública Estatal, Existen varios tipos de funcionarios:
los trabajadores de la Administración General del Estado
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
las Fuerzas Armadas
la Administración de Justicia
los empleados del sector público estatal
Aunque en España el sector público no suele salir bien parado cuando se mide su eficiencia en comparación con otros países desarrollados. El Instituto Fraser de Canadá situaba en 2013 a España en la zona media-baja, con una puntuación de 5,7 sobre 10. Y para atajar esa falta de productividad, el Estado está optando por aplicar medidas ligadas a la flexibilidad de horarios. En marzo de 2019, el BOE publicó una resolución que incorpora la flexibilización de la jornada laboral de los empleados públicos: se mantiene la jornada oficial de 37,5 horas pero se establece que los empleados pueden realizarla en parte con un horario fijo y en parte flexible.
¿Cómo acceder a una plaza?
El principal método para acceder a una plaza de funcionario es por medio de oposición o concurso. Sin embargo, el tipo de oposición varía según el cuerpo de funcionario al que se quiera acceder. En concreto, se diferencian en cuatro grandes grupos, según la titulación mínima con la que deben contar:
Grupo A: titulados universitarios para el desarrollo de funciones directivas, de control, estudio o inspección. Este grupo a su vez se divide en el subgrupo A1, los que tienen un título universitario del tipo grado, ingeniero, arquitecto, licenciado o equivalente, y el subgrupo A2, los que tienen título universitario de ingeniero técnico, arquitecto técnico, diplomado, Formación Profesional de tercer grado o equivalente.
Grupo B: funciones administrativas de nivel superior. Para acceder a una plaza de esta categoría el solicitante deberá contar con un título de técnico superior.
Grupo C: tareas de gestión. Se divide en dos subgrupos; C1, que exige estar en posesión del título de bachiller, técnico o equivalente, y C2 (antes el grupo D), para el cual es necesario un título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o equivalente.
Grupo E: funcionarios del Cuerpo Subalterno con funciones de vigilancia, limpieza o atención al público.
Para poder opositar, ten en cuenta que, además de la titulación que se exige, los aspirantes deben tener nacionalidad española, ser mayores de 16 años y no exceder la edad máxima de jubilación obligatoria.
Ventajas y desventajas de ser funcionario
Para Sarai García, las ventajas del empleo público están claras: “buen salario, buen horario y estabilidad laboral”. “Ser funcionario es como tener un seguro de vida, algo que sabes que no te va a fallar nunca”, comenta.
Y aunque el funcionariado sigue siendo percibido por muchos como un modelo anticuado que no permite la evolución profesional, conseguir una plaza fija de funcionario no implica permanecer siempre en el mismo puesto de trabajo: existe la posibilidad de cambiar de puesto y de lugar de trabajo, puede ser voluntariamente o por imposición (cuando se te asigna una plaza en un determinado punto geográfico, por ejemplo) y, aunque es una situación poco habitual, puedes optar por renunciar a tu plaza, aunque este proceso requiere de un trámite por escrito.
En cuanto a las desventajas, Sarai recuerda que no es fácil conseguir un puesto de funcionario: “se presenta mucha gente y hay que someterse a unas pruebas que, en función de cada oposición, pueden ser muy difíciles.
Para Lucía Batalla, arquitecta que recientemente aprobó oposiciones del grupo A1 tras dos años preparándose, asegura que estas “ponen a prueba tus capacidades y sobre todo la constancia, más que tus conocimientos”. “Yo opté por esta solución por la necesidad de estabilidad laboral y de evitar la precariedad de ciertos sectores laborales”, explica Lucía, que añade que una de las mayores desventajas de estudiar para oposiciones es la falta de ayudas económicas para el opositor. Muchas personas tienen que dedicar una media de 8 horas de estudio al día y esto no deja demasiado tiempo para trabajar y generar ingresos.
Otra de las desventajas está en la puntuación de los exámenes: los candidatos a funcionario piden más transparencia sobre la manera de evaluar las pruebas. “Un ejemplo son los suspensos, ya que no se te comunica el resultado obtenido, a pesar de que conocerlo podría ayudarte a mejorar de cara a la próxima convocatoria”, comenta Lucas Campuzano.
En cuanto al sueldo, las Comunidades Autónomas (además del propio Estado) determinan las retribuciones de algunos empleados públicos, por lo que funcionarios del mismo sector pueden recibir ingresos diferentes. Para un funcionario del Grupo A1, el sueldo base es de 1.177 euros mensuales más 45,29 por trienios; mientras que los del grupo más bajo, el Grupo E, cobran un sueldo de 582,11 euros al mes más 14,32 por trienio. A esto hay que sumarle complementos y retribuciones.
¿Qué debes saber si decides opositar?
Vas a dedicarte a estudiar durante meses, o incluso, años: de media, para las del Grupo 1 se necesitan entre 1 y 3 años; para las del Grupo B, un año; y para el resto, de 6 a 9 meses.
Hay muchos requisitos y papeleo que deberás gestionar.
Deberás tener constancia. Si tomas la decisión de prepararte para unas oposiciones, más que la dificultad de las mismas, lo que te puede resultar difícil es mantener la constancia y no tirar la toalla. “Es normal que en ocasiones tengas ganas de dejarlo, que pienses que es muy difícil conseguir la plaza, pero si eres constante, visualizas tu objetivo y haces una buena planificación de estudio, lo conseguirás seguro”, asegura Sarai García.
Vas a necesitar ir a una academia, para hacerte con los materiales y reforzar tu motivación. Allí te ofrecerán el temario completo actualizado. “Además, los profesores aportan su experiencia y suponen también un gran apoyo moral para los opositores”, opina García.
Las pruebas son escritas, pero también orales, lo que en la jerga opositora se conoce como “cantar”.
Puede que suspendas a pesar de haber invertido tiempo, esfuerzo y dinero.
Aunque no es fácil, puedes seguir trabajando mientras estudias, pero se acabaron los ratos de descanso durante el afterwork.
Puede que apruebes, pero no consigas plaza.
Con frecuencia el funcionariado en nuestro país se ve afectado por el cliché que tacha a los empleados públicos de trabajadores con poco entusiasmo. Pero lo cierto es que opositar no es nada sencillo y muchos candidatos pasan hasta diez horas al día estudiando. De hecho, recuerda que prepararse para ser funcionario requiere una disciplina y concentración que te servirá para el futuro, tanto si apruebas como si no.
Foto de WTTJ
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