Amigo invisible en el trabajo: las mejores ideas de regalos
04 dic 2020
4 min
El amigo invisible, ese clásico de la época navideña en las empresas españolas y que provoca toda una serie de situaciones divertidas, emotivas e incluso incómodas (y en ocasiones, las tres a la vez). La regla es sencilla: cada empleado obtiene por sorteo el nombre de un compañero y debe hacerle un regalo. Y aunque este año son muchos los que todavía no han podido recuperar la normalidad en el trabajo y se ‘libran’ del intercambio de regalos, te damos las claves para que ese momento agradable no se convierta en pesadilla si te toca Juan Carlos, el chivato del equipo, o Ágata, la jefa fría y autoritaria. ¿Qué es correcto regalar? ¿Y a quién? A continuación te damos algunas ideas para enfrentarte a cualquier situación posible.
¿Quién será tu víctima?
Tu amigo del alma
Sois el “dúo dinámico” de la oficina y os conocéis perfectamente. En este caso no te cortes, puedes permitírtelo todo: una bonita sorpresa relacionada con sus aficiones, un regalo que haga referencia a una de vuestras bromas privadas, un objeto totalmente inesperado… Vamos, que no necesitas este artículo para inspirarte, ¡suertudo!
El jefe
Uf, qué mala pata. Tendrás que ir con pies de plomo. Si tenéis una relación cercana y conoces sus gustos, no dudes en buscar un regalo personalizado, pero siempre dentro de unos límites. Ante todo evita ir demasiado lejos, ya que podrías provocar una situación incómoda: “Una vez una compañera le regaló un tanga de Borat al director de Adquisiciones. Se puso como un tomate y se marchó de la sala sin decir nada”, nos cuenta Noemí. Mejor guárdate la creatividad y la imaginación para el año que viene. Mientras tanto, si no quieres arriesgarte, decántate por un regalo neutral: una caja de bombones, una planta, un cuaderno de notas, etc. No quedarás como el más original de la empresa, pero al menos conservarás tu trabajo (y una relación cordial con tu jefe).
La persona con la que nunca hablas
Ya sea porque acaba de llegar a la empresa o porque no habéis tenido ocasión de trabajar juntos, no conoces ni sus gustos ni sus intereses. En esta situación, lo mejor es preguntar a sus compañeros más cercanos. Este podría ser el inicio de una bonita amistad, como le ocurrió a Guillermo: “Me tocó una chica con la que tenía muy poco contacto. Uno de sus compañeros de equipo me habló de su pasión por la literatura y el teatro. Precisamente cerca de mi casa hay una tienda donde venden libros de segunda mano y encontré una antigua edición de un libro de Zola impreso en los años 30, tirado de precio. Más tarde me enteré de que Zola no era precisamente su autor preferido, pero le conmovió que me hubiera interesado por sus gustos y esforzado por encontrar una idea original. Todavía no hemos trabajado juntos, ¡pero se ha convertido en una de mis mejores compañeras!”.
El bromista
Se pasa el día haciendo ruido, hablando alto y haciendo reír a toda la oficina. Ha llegado el momento de hacer uso de tu imaginación: si al bromista le gusta el humor, ¡entonces tú vas a dárselo! Hazle un regalo que le permita dar rienda suelta a todo su potencial: una taza o una camiseta graciosas, un bolígrafo catapulta o cualquier otro objeto vistoso o que haga ruido, que le permita atraer la atención y las risas de sus compañeros.
Tu enemigo acérrimo
Mala suerte, la tuya. Te toca devanarte los sesos para encontrar qué regalar algo a la persona que menos soportas de la oficina. Primera maniobra posible: intentar convencer a un compañero simpático para te cambie su amigo invisible por el tuyo. Si te da una negativa, no te quedará más remedio que resignarte. Para no echar más leña al fuego ni arruinar la fiesta, decántate una vez más por un regalo neutral (véase “El jefe”). Si no, puedes seguir el ejemplo de María, que trabaja en Recursos Humanos de una startup y que se pasó un poco de la raya: “El año pasado me tocó una compañera que me la había jugado en varias ocasiones. No pude evitarlo y le regalé una caja de bombones… rellenos de wasabi”.
El geek
¿Habla en lenguaje HTML y detesta la luz del sol? Está claro: te ha tocado el geek de la empresa. Este tipo de personas suelen poseer un buen sentido del humor y de la autocrítica, así que piensa en un regalo divertido, una figura de Star Wars o cualquier objeto que pueda enchufarse con USB: un ventilador de ordenador, un minifrigorífico para bebidas, un calienta tazas, etc.
El creativo
¿Es el único que usa rotuladores y le gusta garabatear en las esquinas de los papeles? Ya sea diseñador web, diseñador gráfico o estilista, se trata de una persona con talento que apreciará un regalo original y atractivo: un cuaderno vintage, un libro de arte, un reloj personalizable, una licencia de Photoshop, un objeto hecho a mano, etc. Si quieres dejarle con la boca abierta, trata de explicarle tu elección del regalo en su mismo idioma: “Pensé que esta taza en verde tilo encajaría con el estilo contextual de tu espacio”.
El hípster
El hípster es un personaje complejo y entrañable al que nos encanta detestar. Decántate por uno de los pilares del “hipsterismo” y seguro que acertarás: unas gafas de madera, unos calcetines de lana escocesa, un tarro de mermelada del mercado de productores de la esquina (o cualquier otro producto con la etiqueta “local”, “ecológico”)… En definitiva, productos “auténticos” para una persona “auténtica”.
Bonus: el andaluz, el valenciano, el gallego, el catalán…
Toda empresa tiene a un trabajador que no solo proviene de otra región, sino que está orgulloso de gritarlo a los cuatro vientos en cuanto tiene la ocasión. Si has sacado su nombre, no dudes en tocarle la fibra sensible con un regalo gracioso: un táper de gazpacho casero, una recopilación de Serrat, una mini-paella o una botella de licor café.
Regalos a evitar a toda costa
Sea por torpeza o por falta de tiempo o inspiración, evita que el amigo invisible se convierta en un drama. Estos son los tipos de los regalos que debes evitar a toda costa:
- Regalos inadecuados: pasta de dientes, desodorante, ropa interior, etc.
- Regalos con la etiqueta “promoción, 1 euro”
- Regalos caducados
- Regalos con connotaciones políticas
El amigo invisible puede ser una forma de celebrar Navidad original en la empresa, de romper las barreras jerárquicas y animar a los compañeros a conocerse mejor. Pero en caso de duda, recuerda que vale más pecar de clásico que hacer que tus compañeros se sientan incómodos. ¡Ánimo, valiente!
Traducido por Rocío Pérez
Foto de WTTJ
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