Cómo usar el 'deep work' para ser el rey de la productividad
01 abr 2019
4 min
Los espacios de trabajo compartidos, los correos intempestivos, las redes sociales… Todos sabemos que las distracciones en la oficina son omnipresentes, lo que hace que sea cada vez más difícil tener una concentración absoluta en el trabajo. Por esta razón, un profesor de Estados Unidos ha teorizado el “deep work” (trabajo profundo, en español), para ayudarnos a retomar el control y mantener la concentración.
Muchas veces, una tarea que exige esfuerzo y atención se ve contrariada por nuestros deseos (comer, dormir, ver la televisión, revisar nuestro Twitter o Instagram, etc.) y, a menudo, nuestros deseos ganan la partida. Al ver que con tantas distracciones iba a ser difícil para la nueva generación desarrollar ideas, crear e innovar, el profesor estadounidense Cal Newport abogó por un método original para retomar el control que ha bautizado como deep work. ¿Cuál es su hipótesis? Que al estar aislado, desconectado y concentrado, el cerebro humano puede lograr maravillas.
Pensar que los mejores son los mejores gracias a que poseen un talento innato es una creencia errónea. En realidad, este tipo de personas simplemente tienen una mayor capacidad de concentración en el trabajo. En su libro Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World (“Deep work: Reglas para mantener el foco y tener éxito en un mundo de distracciones”, ndlr), un best seller al otro lado del Atlántico, Cal Newport nos da las claves para reaprender a no distraernos con las múltiples exigencias digitales y así trabajar con más eficacia. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta técnica.
Fragmentar el tiempo de trabajo
Cal Newport aconseja alternar períodos de trabajo puro con “pausas de Internet” e intentar respetar al máximo esta separación. El escritor explica que la utilización de un servicio que es una fuente de distracción “no disminuye en sí la capacidad de concentración de tu cerebro”. Sin embargo, alternar constantemente, ante la menor señal de aburrimiento o dificultad cognitiva, entre actividades de alto valor añadido y poco estímulo (nuestras actividades laborales), y actividades de bajo valor añadido y mucho estímulo (actividad en redes sociales, por ejemplo), enseña a tu cerebro a no tolerar nunca la ausencia de novedad. Este cambio continuo debilita los músculos mentales responsables de organizar los numerosos elementos que compiten por acaparar tu atención. “Al delimitar el uso de Internet y, en consecuencia, las distracciones, reduces al mínimo el número de veces que cedes a la distracción, a la vez que fortaleces los músculos encargados de seleccionar lo que sí debe retener tu atención”.
Organizar el día al máximo para ser más eficaz
La segunda lección que debes recordar para aprovechar al máximo tus horas de trabajo es establecer un plan estricto de todas las tareas que debes realizar y atenerte a él. “Al comienzo de cada día de trabajo, coge una página en blanco de un cuaderno (con líneas) que utilices sólo para este plan. Al principio de cada línea, indica una hora del día y repite este paso hasta que hayas cubierto todas las horas de trabajo de un día normal. Ahora viene la parte importante: divide las horas del día en segmentos y asigna actividades para cada uno”.
Hay muchas formas de integrar el trabajo profundo a la vida profesional. En especial, existen cuatro filosofías principales que se adaptan al trabajo y a la manera de funcionar de cada persona, y todas producen el mismo resultado: mejorar y ser más eficiente.
1. La filosofía monástica
Consiste en eliminar o reducir drásticamente todas las tareas superficiales durante períodos largos de tiempo (meses, temporadas, trimestres) y de manera ininterrumpida.
2. La filosofía bimodal
Sin llegar al extremo de eliminar absolutamente todas las distracciones de la vida profesional, esta filosofía se basa en reservar períodos de trabajo profundo considerables para poder dedicarse exclusivamente al esfuerzo de pensar, antes de volver a una vida profesional más mundana, con tus tuits y tus charlas al lado de la cafetera.
3. La filosofía rítmica
Para nunca desaprovechar una sesión de trabajo profundo, esta filosofía establece que es necesario transformar dicha práctica en un hábito, fijar un ritmo regular y dejar de cuestionarse su puesta en funcionamiento. Por ejemplo, un buen ritmo puede ser levantarte todos los días a las 6 de la mañana, trabajar dos horas en un estado de concentración absoluta y después dedicar el resto del día a tareas más superficiales.
4. La filosofía periodística
Debido a que los periodistas tienen plazos de entrega cortos, tienen que poder escribir sus artículos rápidamente y en cualquier momento, lo que significa que deben ser capaces de activar su modo de trabajo profundo en cuanto lo necesiten. Así pues, hasta 30 minutos de tiempo libre entre dos reuniones editoriales les permiten avanzar. Sin embargo, activar y desactivar el modo de trabajo profundo es una habilidad que requiere práctica y tiempo.
¿Qué hacer cuando no funciona?
La técnica de los grandes gestos
J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, experimentó la angustia de la página en blanco y el miedo paralizante que conlleva el momento de entregar un manuscrito, pero no lograba encontrar un final para la trama. Para hacer desaparecer su bloqueo narrativo, decidió reservar una habitación en el lujoso Hotel Balmoral de Edimburgo, pues pensaba que eso la ayudaría a reencontrar su concentración. En efecto, fue allí que logró terminar su libro. La autora utilizó la técnica de los grandes gestos: realizó un cambio radical de ambiente para presionar a su cerebro, que entendió que la tarea a realizar era de suma importancia y se puso otra vez en acción.
Cultivar el ocio
Para optimizar las sesiones de trabajo profundo, es aconsejable tener momentos de ocio. ¡Así es! El ocio no es simplemente un pequeño placer o un vicio: es un elemento tan indispensable para el trabajo como la tinta para imprimir. Dicho de manera más clara, desconectarse completamente del trabajo es beneficioso para el cerebro. Estos momentos de desconexión te permiten recargar las pilas para luego tener un mejor rendimiento. Si quieres reencontrar tu concentración y atención absolutas, una sencilla caminata al aire libre puede ser muy efectiva. También puedes escuchar música, correr o llamar a un amigo. También resulta importante fijar fechas límite, ya que eso te permite no solo reposar la mente, sino que también te obliga a dar prioridad al trabajo profundo para poder terminar tus tareas a tiempo.
Ahora que conoces las claves para aprovechar al máximo tus horas de trabajo, ¡es hora de ponerlas en práctica!
Foto de WTTJ
Traducido por Andreína Gil Cabrera
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