Profesiones del futuro: 4 trabajos del 2030 que todavía no existen
25 sept 2019
5 min
La ensayista francesa Isabelle Rouhan acaba de publicar un libro que mira hacia el futuro: ‘Les métiers du futur’ (Las profesiones del futuro), que nos permite entender cómo será el mundo laboral de principios de los años 2030. La autora estima que el 85% de los trabajos de 2030 aún no existen. Su conclusión es la siguiente: nuestra sociedad está sufriendo importantes transformaciones. Las nuevas tecnologías nos permiten lograr cosas asombrosas y nuestros modos de vida y de consumo no dejan de evolucionar. Por todo esto, algunos trabajos tienden a desaparecer, mientras que muchos verán la luz en los próximos años. Este artículo te ayudará a imaginar cómo serán los empleos del mañana.
1. Neurociencia: la profesión de neurománager
100 mil millones: es la cantidad aproximada de neuronas que componen nuestro cerebro. Y los investigadores especializados en el campo de la neurociencia tratan de resolver sus misterios.
En este caso nos centraremos en la zona del precúneo, una pequeña parte de la cara interna del lóbulo parietal de la corteza cerebral que, según un estudio realizado en 2015 por investigadores japoneses, determina nuestra facilidad para ser feliz. Nuestro cerebro tiene sed de emociones positivas, tanto en casa como en el trabajo. De hecho, en Estados Unidos, algunas empresas ya intentan integrar este apasionante campo de investigación en sus procesos, con el objetivo de mejorar el bienestar de sus empleados. La diferencia es que, en el futuro, todo responsable podría tener que dirigir a sus equipos teniendo en cuenta los avances de la neurociencia y la inteligencia emocional.
Por ello, podemos predecir que, en 2030, los neurománagers desempeñarán un importante papel en el bienestar de los empleados: les ayudarán a sentirse mejor en su trabajo diario, y para ello adoptarán nuevas técnicas de gestión de equipos basadas en la neurociencia. Conocerán los mecanismos emocionales y se adaptarán a la manera de funcionar de cada uno de los trabajadores para poder dirigirlos mejor. Los futuros neurománagers tendrán que realizar una formación especializada en neurociencia para adquirir los conocimientos necesarios en materia de biología, psicología y química del cerebro, y completar su preparación con una formación dedicada a la gestión de equipos.
2. Robótica: el oficio de robot monitor
Según el futurólogo Ian Pearson, en 2048 habrá 9,4 miles de millones de robots en el planeta Tierra. Y en 2030, no estaremos lejos de esa cifra. Probablemente compartiremos nuestro día a día con ellos en casa, nos ayudarán con las tareas más difíciles en el trabajo y se pasearán por nuestras ciudades, ya que, según un estudio de la empresa Thalès, el 25% de los vehículos serán autónomos en 2030. De hecho, Airbus ya está trabajando en un prototipo de taxi volador. En resumen, los robots estarán por todos lados y seguramente nos resultará difícil prescindir de ellos.
Sin embargo, aún habrá que esperar un poco para que sean completamente autónomos. Los expertos en robótica han llegado a la siguiente conclusión: un algoritmo mal documentado o mal configurado puede tener consecuencias desastrosas, especialmente en materia de discriminación.
En efecto, los robots analizan sus experiencias para luego tomar decisiones. Pongamos el ejemplo de un algoritmo encargado de seleccionar currículums. Si durante un cierto tiempo solo recibe candidaturas de hombres, sin duda terminará considerando que los perfiles masculinos corresponden mejor a algunos puestos y rechazará las candidaturas de mujeres. De hecho, esto es lo que le ocurrió a Amazon en 2014 cuando probó un nuevo algoritmo de selección de personal. Este ejemplo ilustra claramente la imperfección de estas máquinas y la necesidad de la mediación de los robot monitors o supervisores de robots.
Estos nuevos supervisores se encargarán de actualizar los algoritmos que componen los cerebros virtuales de nuestros nuevos compañeros, los robots. Se trata de un puesto que se desarrollará tanto en laboratorio como en empresas como Amazon o Google, que seguramente necesitarán un ejército de esos “educadores de nueva generación”. Su papel consistirá en asegurarse de que los robots sean autónomos, eficaces y justos, para que el hombre pueda cohabitar mejor con ellos. Las habilidades requeridas para ejercer este puesto serán avanzadas: las dos disciplinas fundamentales que los robot monitors tendrán que dominar serán la escritura algorítmica y la programación informática.
3. Ciberseguridad: hacker ético
Cada vez se da menos importancia a los ciberataques, y sin embargo siguen ocurriendo a diario. Por ejemplo, en 2018, GitHub fue víctima del mayor ataque DDoS de la historia. Su servidor recibió simultáneamente una enorme cantidad de consultas, hasta el punto que lo dejó fuera de servicio. Este caso concreto tan solo es un ejemplo de los miles de ataques virtuales que se producen cada año. España también recibió un centenar de ciberataques críticos en 2018. Por todo esto, cada vez son más las grandes empresas que toman medidas ante el peligro de estos ataques virtuales.
Son ataques inmateriales, por lo que no dejan estragos aparentes, pero le pueden costar muy caro a una empresa. Según un estudio internacional de Accenture Security y del Ponemon Institute, el coste medio de un ataque informático es de 13 millones de dólares, y esta cantidad no para de crecer. Estos hace augurar que, en 2030, el negocio de los datos personales estará en pleno apogeo. Para evitar este tipo de situaciones, los departamentos de seguridad informática de las empresas se verán obligados a reforzar su personal con equipos dedicados plenamente a la prevención de este tipo de riesgos.
Así, en 2030, los hackers éticos podrían reemplazar a los informáticos de los años 2020 en las administraciones públicas y empresas, para enfrentarse a los hackers malintencionados. El hacker ético siempre tendrá que ir por delante y ser capaz de anticipar los posibles ataques detectando los fallos de una web. Con la amenaza del terrorismo y las nuevas formas de ciberataques, seguramente los hackers éticos no tendrán tiempo de aburrirse. Aunque se trata de un trabajo que ya existe hoy, seguramente ocupará un lugar mucho más importante en las empresas en 2030.
4. Salud: terapeuta especializado en desintoxicación digital
En 2030, viviremos muy probablemente una especie de indigestión digital. Algunas personas serán adictas a las nuevas tecnologías y otras intentarán alejarse de ellas con dificultades. La desintoxicación digital ya es una realidad en 2019, por lo que podemos imaginar fácilmente la amplitud que habrá adquirido en 2030. Según un estudio llevado por Deloitte, en 2023 consultaremos nuestro smartphone 65 veces al día, frente a 50 veces en 2017. Está comprobado que esta adicción dificulta nuestra capacidad de concentración, pero todavía no sabemos con certeza qué otras consecuencias podrá tener sobre nuestro bienestar y nuestra salud mental. En conclusión: los drogadictos del 2.0 necesitarán terapeutas especializados en desintoxicación digital para “quitarse”.
Probablemente, este nuevo tipo de terapeutas trabajarán muchas horas, pues tendrán numerosos pacientes y los plazos de espera serán inconcebibles. Entre sus pacientes estarán los que, por su trabajo, se pasen el día entero tecleando delante de un ordenador, o los que, adictos a las redes sociales, no consigan vivir sin mirar su smartphone cada 30 segundos. Los terapeutas especializados en desintoxicación digital tendrán que enfrentarse a una generación que habrá olvidado cómo es la realidad. Al igual que los psicoanalistas, tendrán que ser capaces de poner en marcha los procedimientos adecuados para investigar los procesos mentales y proponer soluciones para esta adicción.
Y eso no es todo…
Evidentemente, también aparecerán otros nuevos empleos, y muchos de los que ya conocemos hoy simplemente evolucionarán (y nosotros con ellos). Según un estudio realizado por Dell Technologies,los estudiantes de hoy habrán cambiado entre 8 y 10 veces de trabajo de aquí a 2030. Lo que sí es seguro, es que las nuevas tecnologías, en su conjunto, serán omnipresentes en el mundo laboral de mañana. Ningún sector de actividad se librará de ellas. Así, lo mejor que puede hacer un empleado que cuente con habilidades avanzadas en un oficio, es tratar de adaptarse lo mejor posible a la evolución de su trabajo.
Traducido por María Gutiérrez
Foto de WTTJ
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